ESCRITORES Y NAVIDAD

Llega la Navidad: el día N está a la vuelta de la esquina. Las luces de colores conquistan las calles desde lo alto, los humanos se multiplican allí donde hay tiendas, los coches brotan de debajo del suelo para ocupar los aparcamientos de tu barrio, llueven mensajes en los grupos familiares de wasap, los amigos y compañeros insisten en celebrar comidas o cenas en las que comer y beber tanto como en las bodas, amor y tensión brotan por igual en los matrimonios, las familias tiemblan ante la perspectiva de reencontrarse. Bienvenidos a la Navidad. 



“Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año”, dijo el escritor inglés Charles Dickens allá por el siglo XIX. Dickens, que se hizo experto en novelas por entregas, pasó una infancia de penurias. Su padre fue encarcelado por contraer demasiadas deudas y él se tuvo que poner a currar a los doce años de edad (tú dile a un chaval de ahora que se ponga a trabajar con doce años… jajajaja). 

Estas vivencias marcarían su vida como escritor: dedicaría gran parte de su obra a denunciar las condiciones deplorables bajo las cuales sobrevivían las clases proletarias. En su novela David Copperfield, juzgada como la más autobiográfica, escribió: «Yo no recibía ningún consejo, ningún apoyo, ningún estímulo, ningún consuelo, ninguna asistencia de ningún tipo, de nadie que me pudiera recordar”. En resumen, una vida de soledad y tristeza. 

Escribió Canción de Navidad (también conocido como Cuento de Navidad) en 1843. Cuenta la historia de un hombre avaro y egoísta llamado Ebenezer Scrooge y su transformación tras ser visitado por una serie de fantasmas en Nochebuena. 174 años después todavía se hacen películas, cuentos y obras teatrales basadas en su obra.

Cambiemos de siglo y busquemos una frase navideña de un autor nacido en un seno económicamente rico: “Pienso que la Navidad es una fiesta necesaria; necesitamos un aniversario durante el cual podamos lamentar todas las imperfecciones de nuestras relaciones humanas. Es la fiesta del fracaso, triste pero consoladora”. Esta se atribuye a Graham Greene, autor del siglo XX, escritor, guionista y crítico británico. A diferencia de Dickens, Green provenía de familia adinerada: banqueros y empresarios. Llevó una vida agitada: de joven jugaba a la ruleta rusa, le fue impedida la entrada en USA por militar en el partido comunista, espió para el MI6 (¡como James Bond!), viajó por países convulsos de África y colaboró en la revolución cubana. Entre sus obras: El poder y la gloria, El tercer hombre, El americano impasible, El factor humano, El décimo hombre… Muchas de ellas sobre espías y todas llevadas al cine. 

Hablemos de la Navidad desde un punto de vista más religioso. Norman Vincent Peale, autor americano, dijo aquello de La Navidad agita una varita mágica sobre el mundo, y por eso todo es más suave y más hermoso”. Frase bonita de un autor casi centenario. Nació en 1898 y falleció en 1993, justo el 24 de diciembre. Fue un predicador que con noventa años todavía ejercía. Se centró en el pensamiento positivo y en la psicología para entender a sus fieles. Creó un programa de radio, una revista que alcanzó dos millones de suscriptores y escribió 46 libros. El más conocido: El poder del pensamiento positivo (varios millones vendidos). Atentos a la primera frase del libro: “Este libro está escrito para sugerir técnicas y dar ejemplos que demuestren que no es necesario ser derrotado por cualquier cosa, usted puede tener paz mental, mejorar su salud, y tener un flujo incesante de energía. En resumen, que su vida puede estar llena de alegría y satisfacción”. ¡Viva la Navidad! ¡Olé!

Y, precisamente, de boca del hijo de un predicador obtenemos la siguiente frase… algo más sarcástica: “Una vez más, llegamos a la temporada navideña, una época profundamente religiosa que cada uno de nosotros celebra, a su manera, yendo al centro comercial de su elección”. La frase es de Dave Barry, columnista de humor, ganador de un Premio Pulitzer. De dos de sus libros se realizó una serie de Tv cómica: El mundo de Dave (sin pena ni gloria); y de otro libro, Big trouble, una película cómica llamada El gran lío. Otra frase suya es la siguiente: “Recuerda que lo importante no es lo que das, o cómo lo envuelves. Lo importante, en este momento especial del año, es que guardes el recibo”.  

En cuanto a conflictos entre matrimonios leamos una frase guasona de P. J. O'Rourke, político, periodista y escritor satírico, alto cargo en la revista Rolling Stone: “El comportamiento adecuado durante toda la temporada navideña es estar borracho. Esta embriaguez culmina en la víspera de año nuevo, cuando llegas tan borracho que besas a la persona con la que estás casado. En 1987 se publicó en nuestro país un libro suyo: Cómo tener la casa como un cerdo (Guía del perfecto soltero).

Para contrarrestar, la frase de Joan Rivers, actriz, presentadora de televisión, guionista y autora estadounidense. Famosa también en Estados Unidos por sus múltiples operaciones de cirugía plástica. Dice así: “La única cosa que las mujeres no desean encontrar en sus calcetines la mañana de Navidad es a sus maridos”. Su último libro, disponible en ebook, Diario de una diva desquiciada.
Para finalizar nos despedimos con un proverbio colombiano y otro español. El colombiano dice: “A todo marrano, le llega su nochebuena”. El español: “La gallina que es buena, pone para Nochebuena”. Que cada uno se quede con el que más le guste según sus expectativas, amores y odios. En cualquier caso, felices fiestas. 


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